martes, 26 de junio de 2012

Superdotados

A pesar de dedicarme a la enseñanza y poder constatarlo fehacientemente, no me puedo explicar el bajo nivel académico de los chavales de nuestro país con la gran cantidad de bebés y niños superdotados que hay. Bebés y niños superdotados a ojos de sus subjetivos padres, claro. Porque no me negaréis que de ser todos tan precoces y listos como sus progenitores alardean que son no encabezaríamos informes PISA y estadísticas éuropeas varias en materia educativa, y ríete tú de los finlandeses.

Me causa cierta mezcla entre indignación y risa floja esa especie de competición entre niños que no levantan un palmo del suelo. Bueno, perdón, competición entre padres (o más bien madres) de niños que no levantan un palmo del suelo.

Por un lado están los que le inflan el currículum al chiquillo descaradamente:

"Mi Christian hace palmitas"
"Pues mi Lore con siete meses que tiene toca las castañuelas. Y baila sevillanas y vals vienés"

"Mi niño ya me dice mamá y se me cae la baba"
"Pues el mío dice mamá, papá, el abecedario en español, inglés y suahili , recita a Góngora y debatimos sobre el cambio climático y la política de recortes"

"Mi Jenny sabe contar hasta tres, más monaaaa..."
"Pues mi Mari se sabe las tablas de multiplicar, los números primos y el teorema de Pitágoras"

"Mi Jonathan se soltó a andar el otro día"
"¿Tan tarde? Pues mi Javi anduvo a los 9 meses y ahora, con 15, salta a la pata coja, a la comba y está preparándose para Londres 2012".

"Mi Sara ya tiene dos dientes..."
"¿Sólo? Mi Rocío con un año tiene ya la dentadura completa, come de todo, pela pipas y pistachos y casca nueces con las muelas"

"Mi bebé empezó a tener sonrisa social muy pronto, con pocas semanas"
"Pues el mío con quince días ya se reía a carcajadas. Es más, ya desde el paritorio dio muestras de ser muy avispado: el mismo se cortó el cordón umbilical y a mí me hizo la episiotomía"

Y luego, pobretes, están esos padres que celebran, festejan y alardean de los logros de sus retoños como si los chiquillos hubieran descubierto la pólvora sin saber (o a lo mejor sí) que esas presuntas proezas son hitos de su desarrollo de lo más normal y corrientito, y que todos los churumbeles lo hacen:

"Cuando a mi Silvia le preguntas cuantos años tiene, saca un dedito" Y tú piensas: "Y el mío también"
"Mi Pablo da besitos y abrazos chillaos" Y tú piensas: "Y el mío también"
"Mi niña se toma el bibe solita" Y tú piensas: "Y el mío también"
"Mi Adri sabe decir su nombre cuando se lo preguntas" Y tú piensas: "Y el mío también"
"A mi Luci le encanta jugar al escondite con nosotros" Y tú piensas: "Y al mío también"

Y ante tales muestras de orgullo maternal tú, que eres educadísima y prudentísima, te limitas a asentir estupefacta como si todas esas hazañas fueran la repera y no comentas nada sobre tu niño, que hace semanas que hace todo eso y algunas cosillas extra.  Y es que sería muy cruel arrebatarle la ilusión a esa madre que piensa que su hijo es un niño prodigio...Así que te callas y la dejas viviendo en la quimera de que su retoño tiene un cociente intectual superior a 160, que en el cole pasará los cursos de dos en dos, que sacará dos carreras y el doctorado en cinco años y que se convertirá en el Albert Einstein del siglo XXI.